La semana pasada mientras sosteníamos una reunión de trabajo en la oficina de mi jefe, recibió una llamada de una persona que conocemos todos los que estábamos ahí presentes y que mi jefe en particular conoce de hace ya varios años.
Ésta persona hablo con la esperanza de encontrar algún proyecto con nosotros en el que pudiera encajar, según lo que yo sabía y lo que nos comento mi jefe, ésta persona es muy buena en lo que sabe pero no ha sabido exponenciar sus conocimientos, no ha sabido hacerse de un buen puesto en alguna organización y por lo que me entere ese día pues tampoco ha sabido generar sus propias fuentes de trabajo.
Durante mi carrera me encontré con algunos profesores que realmente me impresionaban por tanto conocimiento que tienen y de los cuales aprendí mucho. En repetidas ocasiones me ponía a reflexionar y hacían que yo mismo me cuestionara ¿Por qué teniendo tantos conocimientos, trabajan impartiendo clases en una escuela de gobierno? No es que menosprecie su trabajo, al contrario agradezco que nos hayan transmitido sus conocimientos. Pero si ellos mismos nos alentaban a tener un buen empleo en una gran organización donde ganáramos muy bien ¿Por qué no seguir ellos mismos ese consejo? La única explicación que lograba encontrar era que disfrutaban mucho lo que hacían, lo disfrutaban aún más que tener un ingreso económico mayor.
Tal vez suene superficial y demasiado avaricioso pero son las ganas de vivir una vida económicamente libre las que me hacen reflexionar sobre mi futuro, definitivamente yo no quiero estar en la misma situación que mis profesores o que este amigo que hablo para pedir trabajo, no quiero acumular conocimientos y no saber cómo utilizarlos en mi propio beneficio. El conocimiento es poder y hay que saber aplicar ese poder en beneficio propio, para poder establecerse en un buen empleo o algo todavía mucho mejor, generar empleos y gozar de una vida sin problemas económicos.
Alguna vez leí que el dinero es consecuencia del éxito, desde el momento en que lo leí estuve de acuerdo con eso, hoy después de reflexionarlo varias veces sigo en la misma postura pero desde mi punto de vista no se puede considerar a una persona exitosa cuando a una edad adulta aún no ha podido capitalizar todos sus conocimientos y tiene que estar dependiendo de terceros para poder arrancar un proyecto o atenido a una organización (pública o privada) para recibir un sueldo poco alentador.
La vida te va dando una retroalimentación instantánea, te presenta oportunidades en el momento menos esperado, para ello debemos estar atentos y sobre todo bien preparados para no dejar pasar esas oportunidades. Todos tenemos un gran potencial dentro, a veces sólo es el miedo el que nos orilla a no seguir el camino del éxito.
Después de terminar la llamada mi jefe nos volvió a dar una lección de vida a través de una frase: “Lo importante no es cuanto sabes sino lo que haces con lo que sabes”.
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